La proloterapia es una técnica que consiste en la inyección de una solución proliferante que causa una respuesta inflamatoria que “enciende” el proceso de curación. La proloterapia es un tratamiento regenerativo utilizado para reparar la curación incompleta del ligamento y los tendones.

La proloterapia es considerada una alternativa a la cirugía, una opción a los analgésicos y antiinflamatorios, así como a las inyecciones de cortisona y esteroides de otro tipo, en los casos de inestabilidad de la articulación y la osteoartritis.

La proloterapia es considerada una opción segura y asequible que permite al paciente seguir trabajando durante el tratamiento, sin períodos de recuperación o detener su ritmo de vida.

La proloterapia es muy útil, sobre todo en la regeneración de la mayoría de las lesiones deportivas que implican desgarros, esguinces y torceduras de tendones y ligamentos, respectivamente. Un tendón es la estructura que une un músculo al hueso, mientras un ligamento es la que conecta dos huesos. Ambos (tendones y ligamentos) intervienen en la movilidad y la estabilidad de la articulación. Cada vez que una de estas estructuras del cuerpo se lesiona, el sistema inmune se estimula para reparar el área lesionada. Debido a que los ligamentos y los tendones en general tienen un suministro pobre de sangre, la curación no supera el 70% del área lesionada. (con el tratamiento de proloterapia alcanzamos la curación del 100% de la lesión en 7 de cada 8 pacientes, porque somos capaces de llegar a todas las áreas lesionadas de los tendones y los ligamentos en base a las diferentes sesiones de tratamiento y a las distintas combinaciones de productos “naturales en su gran mayoría” empleados).

Estas “curaciones” incompletas resultan en una disminución de fuerza de la zona, y, por tanto, los ligamentos y tendones que normalmente son bandas tensas y fuertes, se relajan y debilitan. El ligamento o tendón lesionado se convierte, entonces, en la fuente del dolor crónico y debilidad para el atleta.

Los ligamentos y tendones también son más propensos a las lesiones debido al proceso natural de envejecimiento. El contenido de agua en las articulaciones y los tejidos conectivos (ligamentos y tendones) disminuye con la edad, el cartílago articular (que recubre las articulaciones) se vuelve quebradizo, se encoge y llega incluso a desaparecer, provocando lo que se conoce como artrosis y choque de “hueso contra hueso”.

El cartílago es vital, especialmente en las articulaciones que soportan peso, como la rodilla. Cuando se degenera el cartílago, la fuerza generada hacia el hueso es más grande y desigual y se desarrolla la artrosis. Se hace evidente que a medida que el cartílago se deteriora (a medida que envejecemos o nos lesionamos), otras estructuras van a tener que realizar su trabajo e intentar soportar esta fuerza. Como los tendones mueven las articulaciones y los ligamentos las estabilizan, un debilitamiento de estas estructuras hace que se ejerza una fuerza adicional a los huesos de las articulaciones. Esto aumenta y acelera el proceso artrítico.

La mayor tensión en los ligamentos y tendones ocurre en el lugar donde estos se unen a los huesos, es decir la unión fibro-ósea. Las estructuras más sensibles que producen el dolor son el periostio (parte más externa que rodea al hueso) y los ligamentos. Es importante señalar en la escala de sensibilidad al dolor, cuál es la parte del cuerpo que duele más tras la lesión. Las investigaciones han observado que el periostio ocupa el primer lugar, seguido por los ligamentos, los tendones, la fascia (tejido conectivo que rodea el músculo), y finalmente el músculo

El cartílago articular no contiene terminaciones nerviosas sensoriales. Si le dicen que su cartílago es la causa de su dolor, eso no es posible y es, en realidad, bastante ridículo. El cartílago no puede hacer daño porque no hay nervios sensoriales para percibir el dolor localizado en el cartílago. Si hay daño del cartílago, lo que duele son los ligamentos sobre todo en el lugar donde se unen al hueso. Aquí es donde se producen las inyecciones de proloterapia y así podemos eliminar el dolor crónico de muchas condiciones incluyendo artritis, dolor de espalda baja mecánico, enfermedad degenerativa de los discos vertebrales, lesiones del cartílago y, por supuesto, y de manera particular las lesiones deportivas.

El candidato ideal para recibir tratamiento con proloterapia muestra lo siguiente:

– Un dolor que se origina a partir de un ligamento o tendón laxo, debilitado o lesionado.

– Un sistema inmune fuerte.

– Una voluntad de mejorar y de atender a las visitas de seguimiento.

– Una dieta saludable.

– Una actitud mental positiva.

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